domingo, 1 de marzo de 2015

PRESENTACION

 Convenio C.U.A.M-U.P.E.L
        Maestría en Gerencia Educacional                        



Redacción de Textos Académicos




La Concordancia
El Estilo
La Precisión
La Elegancia
La Sencillez
Aspectos formales de la escritura atendiendo los lineamientos establecidos en el manual de la U.P.E.L.



Equipo Nro. 05                                                       
Integrantes:
Cleider Mora
Edi Mujica
Noelia Rivas
Rosana Medina
Yesenia Ferrini

LA CONCORDANCIA

La Concordancia:
 Es la conformidad de accidentes gramaticales entre dos o más palabras variables, la lógica entre los distintos elementos que debe regir para que un texto pueda interpretarse adecuadamente, es la armonía que deben guardar entre sí el adjetivo con el sustantivo y el verbo con el sujeto. El sujeto y el predicado deben concordar en número y persona.
                                                                                                                                          Cuando el verbo se refiere a un solo sujeto, concuerda con él en número y persona y cuando el adjetivo se refiere a un solo sustantivo, concuerda con él en género y número", clasifica a los seres de acuerdo a la cantidad (uno o varios), y que se llama singular si se trata de un solo ser y plural si se trata de dos o más.
Género: característica gramatical de los nombres por la que se clasifican en femeninos, masculinos o neutros y que se corresponde con el sexo o con una clasificación arbitraria.
Número: categoría gramatical que permite la oposición entre singular y plural.
Persona: categoría gramatical, propia del verbo y del pronombre, que hace referencia a la relación de los hablantes respecto del discurso. La persona del verbo denota si el sujeto de la oración es el que habla, aquel a quien habla o aquel a quien se habla.
La persona es el pronombre que se puede asignar a cada verbo conjugado.
Además, para que una oración sea correcta, siempre deben concordar el sujeto y el predicado.
La concordancia se basa en tres factores:
  • la forma gramatical (número, persona y género);
  • el sentido;
  • la proximidad.
Aunque la concordancia normalmente se basa en la forma gramatical (él canta, ellos bailan, la mesa negra), hay casos en que se basa en el sentido (la mayoría de las personas me gustan, donde el núcleo del sujeto es mayoría, en singular). Un ejemplo de concordancia por proximidad es La indispensable vigilancia y control nocturnos, con «la indispensable» corcordando solo con «vigiliancia», aunque afecta también a «control» (DPD).
En la gramática tradicional se llama silepsis a la concordancia que no se basa en la forma gramatical, pues entendía que la normal era esta última y las otras eran anomalías.

Tipos de Concordancia.

Tipos de concordancia
El adjetivo debe concordar con el sustantivo en género, número y caso, al igual que el artículo y el participio, por ser considerados como adjetivos.
La casa está abandonada. He cogido unas manzanas rojas.
Con estos consejos serán más fáciles y rápidos de ganar los torneos de mus.
La concordancia entre el sujeto y el verbo puede basarse en la forma gramatical (número, persona y género) y en el sentido.
La niña y el gato juegan en la cocina
El relativo concuerda con su antecedente en género y número (si el antecedente es una oración, se considera de género neutro).
El acusado fue condenado, el cual se suicidó antes de que lo encerraran.
Lo invitaron a cantar en las fiestas, lo que aceptó encantado.
El artículo carece de significado y puede ser definido o indefinido. Concuerda en género y número con el sustantivo al que acompaña:
El niño / Un niño
La niña / Una niña
Los niños / Unos niños
Las niñas / Unas niñas
En términos generales cualquier oración puede servir como ejemplo para estudiar esto:
Ármand es un vampiro.
Vemos que hay un sujeto: Ármand, un nombre propio singular y del que se habla, es una tercera persona.
Así mismo hay un verbo: " ser " conjugado en el singular de la tercera persona (él es).

Finalmente tenemos aquí un predicado nominal, un vampiro, que corresponde también al singular de la tercera persona.

Estilo

Verás que es evidente que si alteramos esta construcción el sentido no será claro y la calidad de nuestra redacción bajará, por ejemplo si decimos:
Ármand son un vampiro
Nos damos cuenta de inmediato que hay una falta de concordancia de número entre el sujeto y el predicado que son singulares, y el verbo que está conjugado en plural. Lo mismo ocurriría si dijéramos:
Ármand es unos vampiros
Sólo que en esta ocasión la falta de concordancia no está en el verbo sino en el complemento nominal.
Peor aún es cuando cometemos una falta de concordancia de persona en la conjugación del verbo, mira qué pasaría si dijéramos:
Ármand soy un vampiro.
Resultaría que podríamos suponer o que yo soy Ármand, o igual de malo, que falta una coma para convertir a Ármand en vocativo (ver uso de la coma) y que le estoy hablando a él para decirle que soy un vampiro. La verdad es que no lo soy, al menos hasta donde yo entiendo, es Ármand el vampiro, no yo, pero un descuido puede tener consecuencias tan graves como ésta y, te lo aseguro, debes tener cuidado con este particular a menos que quieras amanecer un día con una estaca en el corazón.

Estilo

Se llama estilo a la forma que damos al lenguaje o el modo peculiar con que cada uno expresa sus pensamientos, para expresar algunas ideas por medio de la escritura o la palabra, el estilo e el arte de captar el valor de las palabras y de las relaciones entre las mismas, se considera que un estilo correcto es aquel que respeta tres bases:
                                                                                                                                        ·Adecuación: Nos adaptamos a los lectores mediante un texto normalizado, estable y adecuado al destinatario.                                                                                                               ·Cohesión: Ordenación correcta de las ideas y uso variado de los elementos de la lengua (conjunciones, verbos, pronombres) para crear una unidad informativa comprensible.      ·Coherencia: Decir lo esencial y siempre ajustado a lo que pretendemos transmitir.

Más precisamente, el estilo es el carácter general que a un escrito dan los pensamientos que contiene, las formas bajo las cuales están presentados, las expresiones que los enuncian, y hasta el modo con que estas se hallan combinadas y coordinadas en sus respectivas cláusulas. Aunque un texto sea gramaticalmente correcto, puede tener mal estilo si los pensamientos son embrollados, los periodos débiles, obscuros o redundantes, las palabras no se corresponden con el registro. Cuando se juzga del estilo de un autor, es preciso tener en cuenta todas las cualidades, ya intrínsecas, ya exteriores, que constituyen el escrito. 

Caracterización de los tipos de estilo.

Cada género de composición pide un estilo propio y peculiar, porque no se ha de emplear el mismo estilo en una carta que en una obra didáctica o en un discurso. Los antiguos retóricos dividieron el estilo en sencillo, templado y sublime, y cada cual tiene el tono que le imprima la clase de pensamientos y la manera de expresarlos.

Caracterización de los tipos de estilo

La clasificación que sigue no es formal, pero sirve como guía para apreciar las variantes estilísticas con los adjetivos que se le han aplicado tradicionalmente en la oratoria y la retórica.

Según la extensión de la cláusula

En este concepto puede ser periódico, cortado, difuso y conciso.
El estilo recibe el nombre de periódico, cuando en el escrito predominan las cláusulas periódicas, así como cuando son sueltas se denomina cortado o truncado, ya sean las cláusulas simples, ya compuestas, pero sin estar ligadas por conjunciones, relativos, gerundios y demás partículas conexivas.
Estilo difuso consiste en desenvolver completamente los pensamientos presentándolos bajo aspectos diferentes para que puedan ser comprendidos. Si la difusión es extremada, el resultado puede ser flojo y lánguido.
El estilo conciso, contrario al difuso, presenta los pensamientos con las menos palabras posibles, y las más expresivas, quitando todo lo que nada añade al sentido.

Según la manera de pensar

En este concepto puede ser nervioso, débil y vehemente.
El nervioso consiste en expresar los pensamientos con fuerza, haciendo de ellos una pintura viva, enérgica, y usando de voces expresivas y vigorosas.
El débil es contrario al anterior, y proviene de que el escritor no siente con fuerza, porque no este en posesión de la materia o porque sus razonamientos sean hijos del ingenio, del talento, y no de la convicción.

El vehemente tiene pasión, afecto, acaloramiento, y en su propia impetuosidad abandona las gracias más menudas. Solo es usado en las composiciones mas elevadas de la oratoria y en situaciones importantes y apasionadas. 

Caracterización de los tipos de estilo.

Según el grado de adorno

Puede ser árido, llano, limpio, elegante florido.
El árido excluye todo adorno, exento de todo ornato, dirigiéndose al entendimiento sin interesar a la imaginación. Es propio de las obras de estudio de gran importancia.
El llano es algo mas elevado que el anterior y solo atiende a la pureza, propiedad y precisión.
El estilo limpio, como su nombre lo indica, supone ya atención a la belleza del lenguaje, solo con adornos propios, no rebuscados, y busca la buena elección de palabras y cadencia variada.
El estilo elegante, con algunos adornos y de mas ornato que el limpio, bellas dicciones, pero sin recargarlas de primeres y huyendo de lo afectado.
El estilo florido abunda en bellezas de dicción y de ingenio, un lenguaje figurado propiamente, y prodiga mas bellezas de lo que el asunto requiere, según su naturaleza. En este estilo se habla más a la imaginación, al corazón, que al entendimiento.

Según la naturalidad

Puede ser sencillo y afectado.
El sencillo busca la claridad del pensamiento, pureza de dicción y desecha los adornos brillantes, las figuras, los movimientos apasionados y se presenta el pensamiento con claridad.
El estilo afectado es efecto de la falta de naturalidad y es el resultado de los esfuerzos que el escritor hizo por intentar aparecer fino, delicado, sentencioso, etc.
Todos los escritores tenemos un estilo, en algunos casos no difiere en demasía del de ciertos autores con renombre, pero cada tanto ocurre que aparece un escritor que se muestra auténtico, cuyo estilo si bien puede tener similitudes con el de otros escritores, tiene características únicas.
Precisión: (Del latín praecisĭo, la precisión es la necesidad y obligación de exactitud y concisión a la hora de ejecutar algo).
Corresponde al contexto: El texto debe focalizarse en lo que interesa sin rodeos ni añadidos. La redacción no debe de tener hechos erróneos, ni otras equivocaciones. Debe presentar solo hechos esenciales y exactos, sin ninguna desviación o exageración.    

La elegancia y la sencillez.

La elegancia:
 Al construir una frase, conviene saber que ésta no esté sometida a reglas fijas, el escritor es libre de articular las palabras con elegancia, ya que está comprobado que el orden de ellas se gobierna más por el interés psicológico que por la estructura gramática sintáctica.
Sin embargo se debe tener en cuenta la armonía de la frase, y dentro de ellas se encuentran las siguientes reglas:
 Darle prioridad al complemento más corto, No se debe terminar una frase con la expresión más corta, Evítense la cacofonía, la monotonía y las repeticiones inútiles.
La elegancia según el escritor francés, Honoré de Balzac es “la ciencia de no hacer nada igual que los demás, pareciendo que se hace todo de la misma manera que ellos”. Se ha frivolizado mucho la palabra “elegante”, olvidando que viene del latín “elegere”, elegir, que es una cualidad humana, y se supone que siempre “elegimos lo mejor”.
La Sencillez:
 La sencillez implica expresarse con naturalidad sin afectación, se alcanza con el empleo de palabras y frases de comprensión fácil y evitando formas rebuscadas. El rebuscamiento de un escrito se debe habitualmente a que el redactor esta mas empeñado en exhibir su originalidad o dotes de escritos que en dar fluidez y trasparencia al texto. En el escrito deben evitarse los formalismos. La sencillez imprime a la redacción un tono de veracidad expresiva que la hace efectiva y atractiva.
Debemos recordar que se escribe para los demás, no para uno mismo.
Por ello, utilizar palabras de dominio común facilita aún más la comprensión del texto para el lector y la redacción para el autor.
Sin embargo, debe tenerse cuidado de no pecar de ignorante o de abusar de erudito.
Uno y otro autor identifican la sencillez que consiste en emplear palabras de uso común como tercera cualidad de la buena redacción. Martín Vivaldi afirma que la sencillez no quiere decir vulgaridad; que con palabras de uso común se pueden expresar elevados pensamientos, y que esta obligación del  buen redactor va de la mano con la naturalidad.
Sencillo es aquel escritor que utiliza palabras de fácil comprensión; y natural, quien al escribir se sirve de su propio vocabulario, de su habitual modo expresivo.
Zavala Ruíz considera la sencillez como una rara virtud, que se refiere tanto a la construcción de las frases y a su enlace como al lenguaje empleado.


Cada institución tiene unas pautas establecidas para la presentación de los trabajos de grado. En Venezuela, básicamente se trabajan dos normativas, como son APA y UPEL y en áreas específicas de las ciencias puras, se trabaja con normas Vancouver para los aspectos formales de elaboración de trabajos de grado, de acuerdo a las normas UPEL (2006).