La elegancia:
Al construir una frase, conviene saber que ésta no esté sometida a reglas fijas, el escritor es libre de articular las palabras con elegancia, ya que está comprobado que el orden de ellas se gobierna más por el interés psicológico que por la estructura gramática sintáctica.
Al construir una frase, conviene saber que ésta no esté sometida a reglas fijas, el escritor es libre de articular las palabras con elegancia, ya que está comprobado que el orden de ellas se gobierna más por el interés psicológico que por la estructura gramática sintáctica.
Sin embargo se debe tener en cuenta la armonía de la
frase, y dentro de ellas se encuentran las siguientes reglas:
Darle prioridad al complemento más corto, No se debe
terminar una frase con la expresión más corta, Evítense la cacofonía, la
monotonía y las repeticiones inútiles.
La
elegancia según el escritor francés, Honoré de Balzac es “la ciencia de no
hacer nada igual que los demás, pareciendo que se hace todo de la misma manera
que ellos”. Se ha frivolizado mucho la palabra “elegante”, olvidando que viene
del latín “elegere”, elegir, que es una cualidad humana, y se supone que
siempre “elegimos lo mejor”.
La Sencillez:
La sencillez implica expresarse con naturalidad sin
afectación, se alcanza con el empleo de palabras y frases de comprensión fácil
y evitando formas rebuscadas. El rebuscamiento de un escrito se debe
habitualmente a que el redactor esta mas empeñado en exhibir su originalidad o
dotes de escritos que en dar fluidez y trasparencia al texto. En el escrito
deben evitarse los formalismos. La sencillez imprime a la redacción un
tono de veracidad expresiva que la hace efectiva y atractiva.
Debemos recordar que se escribe para los demás, no
para uno mismo.
Por ello, utilizar palabras de dominio común
facilita aún más la comprensión del texto para el lector y la redacción para el
autor.
Sin embargo, debe tenerse cuidado de no pecar de
ignorante o de abusar de erudito.
Uno y otro autor identifican la sencillez que consiste
en emplear palabras de uso común como tercera cualidad de la buena redacción.
Martín Vivaldi afirma que la sencillez no quiere decir vulgaridad; que con
palabras de uso común se pueden expresar elevados pensamientos, y que esta obligación
del buen redactor va de la mano con la
naturalidad.
Sencillo es aquel escritor que utiliza palabras de
fácil comprensión; y natural, quien al escribir se sirve de su propio
vocabulario, de su habitual modo expresivo.
Zavala Ruíz considera la sencillez como una rara
virtud, que se refiere tanto a la construcción de las frases y a su enlace como
al lenguaje empleado.
Cada institución tiene unas pautas establecidas para
la presentación de los trabajos de grado. En Venezuela, básicamente
se trabajan dos normativas, como son APA y UPEL y en áreas específicas de las ciencias puras, se
trabaja con normas Vancouver para los aspectos formales de elaboración de trabajos
de grado, de acuerdo a las normas UPEL (2006).
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